El príncipe la vio en la sala sobre un lecho salpicado de pétalos, bajo una fría luz cenital. Se dispuso a cumplir la leyenda, se inclinó hacia ella y la besó en sus labios pálidos y fríos. La princesa permaneció inmóvil. El príncipe pensó que el beso había sido demasiado leve e insistió. Esta segunda vez sus labios presionaron con más fuerza., le abrió la boca y su lengua recorrió los dientes, el paladar, rodeó la lengua. Ella seguía quieta.
Comenzó a pensar que era un príncipe inexperto o bien que la leyenda, por pudor no explicaba totalmente lo que había que hacer para despertarla. Decidió ir más allá. Desabotonó el corpiño y descubrió sus pechos blancos, besó sus pezones rosados. Los apretó con ambas manos, los mordió, volvió a besarlos. Ninguna reacción, la princesa seguía tan dormida como antes de su llegada.
A pesar de su perplejidad, el príncipe notó una turgencia en su entrepierna. Debía insistir, ya estaba claro que la leyenda no describía todo lo que había que hacer. De modo que le levantó el vestido hasta la cintura, descubriendo unos muslos plenos, lisos como el mármol que acababan en un vértice suntuoso. Le separó las piernas y se dirigió al centro, su lengua recorrió todos los rincones con una agilidad de pequeño animal autónomo, lamía, succionaba, frotaba los labios en una convulsión loca. Levantó la vista un instante para ver alguna reacción en su rostro. Ella parecía inerte, insensible a todo el frenesí que se concentraba bajo su vientre.
Fuera de sí, el príncipe olvido la leyenda y ajeno a toda razón entró en ella con un vigor animal, ciego. Las embestidas zarandeaban el cuerpo yerto y el lecho, en un vaivén enloquecido. Una y otra vez vació su pasión hasta caer vencido y exhausto junto a ella, quedando profundamente dormido.
A los pocos minutos la princesa despertó de su interminable letargo. Sorprendida, miró al príncipe yaciendo a su lado. Del bolsillo del pantalón asomaba una tarjeta blanca con un triángulo verde. La tomó en su mano sintiendo de inmediato su poder y con la gratitud de un genio liberado de su lámpara, le besó la frente y le dejó dormir su sueño eterno.
La princesa, feliz y devuelta de nuevo a la vida, abandonó el castillo y pasó todo el día en las rebajas de El Corte Inglés.
(The Daily Mail: Encuesta realizada en el Reino Unido: El 85% de las mujeres encuestadas prefieren ir de compras que practicar sexo con sus parejas)
8 comentarios:
jajaja vaya princesita...era tonta o solo lo hacía ver? pensaba mientras leía, pero al llegar al final ya me lo has confirmado, es una princesa ludica, sin luces y rematadamente estúpida jjajajajaj
Habría que matizar, esas encuestadas deben de llevar siglos casadas y su pareja ya no tiene comparación con la planta de Oportunidades.
Muy buena esta versión del cuento.
Un saludo
Por muchas más cosas que por ir de compras se sustituye sin el menor esfuerzo. Eso sí, como dice Tesa, a lo mejor el esfuerzo es algo más grande si la pareja es nueva. Yo creo que se prefiere el sexo a la compra siempre que provenga de un amante. Yo creo que tenemos demasiado idealizado el cuento...
Besotes.
Si es que las princesas de ahora andan muy espabiladillas... y los príncipes cada vez más tontos ¿O es al revés? :D
Besos
(Creo que tengo algo más para el glosario lúdico,en cuanto tenga algo más de tiempo pasaré por allá)
Habría que saber los motivos de la princesa...ya sabemos que algunas "princesas" de tersos muslos y turgentes pechos se despiertan rápidamente del letargo con tarjetas doradas,plateadas o con triángulos verdes...
Respecto a la estadística: no creo en ellas pero alguien lo ha dicho antes...si el sexo es con un amante deseado no hay compras que puedan sustituirlo, si es con la pareja de hace mil años...probablemente también un partido de fútbol tendría el mismo efecto en el otro miembro de la pareja.
Salud.
Juas juas juas. Con lo apuesto que parecia ser ese principe y la tonta se va de rebajas. jajajajajajaja.
Esta princesita no la veo yo tan tonta, porque para empezar ella ya ha tenido sexo, otra cosa es que se hiciera la dormida, que ahora los hombres te salen con el cuentico de que como somos mujeres "liberadas" lo tenemos que hacer nosotras todo y ellos con "yacer" tienen bastante. Así que la princesita supo sacar partido del cuento y luego se fue de compras con la tarjeta de crédito del príncipe, así esta chica es una lista, vamos que muy lista que es.
Momento!!!! Estamos pasando por alto el axial hecho de que la acción es relatada a través de los ojos de este muchacho, hombre, pibe o lo que sea... acaso no estoy harta de los que se creen habilidosos al extremo y pedazo de aburrimiento resultan ser para mí? no van a decirme que nunca les pasó! Capaz que la pobre flaca no se sintió motivada porque el gil en cuestión es justamente eso: un gil... Digo, es una opción.
Ah! otra cosa... creo que es un prejuicio eso de que llas flacas marmoladas se interesan por la billetera, es decir, existen marmoladas, adiposas, flacas y gordas,feas y hermosas interesadas por no ganarse a mérito propio el dinero... Basta con desfenestrar sólo a un tipo de mujer! Justicia!
JA!
Besos a todos!
P/D: Llegué a este mail de vaga, buscando el google el mío, que conste en actas que no es ningún tipo de robo intelectual o competencia de género. Beso
Cla.
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