Teresa dio un respingo al oír la voz lejana que salía del móvil. Anotó
nerviosamente las instrucciones que debía cumplir de inmediato. Tenía el tiempo justo de abandonar la reunión de trabajo, acabar con el cliente en cinco minutos para pasar por su casa –a esa hora ni su marido ni los niños estarían- cambiarse de ropa y buscar esas prendas de una elegancia demasiado suntuosa, que nunca se ponía.
Salió de casa con un cosquilleo en el vientre mezcla de emoción y miedo. La pamela doblada en una bolsa.
Cómo había llegado hasta ese punto. Era tan inexplicable y absurdo que resultaba cómico. Empezó esa relación a distancia como un juego que poco a poco se fue transformando en algo mas serio y perturbador, hasta que se le escapó de las manos. Hasta que empezó a descubrir cosas ocultas de si misma. Él, en realidad solo era un medio, un diluyente donde ella vertiría su verdadera esencia. El resultado de la mezcla , una fórmula que era aún desconocida. Solo existía una idea clara por encima de su confusión: la necesidad de sentir.
Al salir del aparcamiento, miró como se elevaba el portón, le pareció la puerta que se abría a un abismo. ¿Qué era toda esta locura, por qué obedecía a aquel hombre, casi desconocido, para qué se había vestido así? Solo sabía que tenía que hacerlo y entregarse a aquel extraño juego de sorpresa, estupor y placer turbulento. Era tan atractivo, el abandono de si misma a otra voluntad.
Ya en la calle, la gente presurosa pasando a través del cristal como en un film francés en blanco y negro, irreal como el vaivén del limpiaparabrisas anunciándole un “no” continuo. En el último instante, girar el volante a la derecha de vuelta a casa y a su feliz rutina o seguir de frente.
10 comentarios:
Volver a casa seria lo sensato, pero el aburrimiento por lo general se agarra a la sensatez... Seguir de frente, pero hacia dónde?
Se puede imaginar, imaginar es peligroso.
Me quedo en un mar de dudas y un poco intranquila
Un beso
Teresa sigue de frente y da rienda suelta a su anhelo, para volver después a casa a hacer la cena y echarle un polvo de campeonato a su marido dejándole las gafas de pasta de canto.
:P
No sé, no acabo de ver a la mujer con pamela...creo que es una imagen más de boda que de cita clandestina y morbosa.La discreción es sagrada y una pamela llama demasiado la atención...tome nota.
Y por supuesto, sigue de frente( nos ha dejado sin final de relato para ver que le comentamos...aunque lo imagina).
Salud.
La terrible duda, una lucha constante entre lo mas instintivo y la supuesta moral... un segundo que puede cambiar la vida o hacer crecer la angustia que proboca la vida que no nos conforma.
Me ha gustado mucho.
Espero que haya seguido de frente, que se haya arriesgado a vivir... eso espero pero no sé si eso habrá sido.
Besos
Bonito relato, con un final que cada un@ de nosotr@s podemos aplicar, ¡a gusto del consumidor!, según necesidades
Besicos
Seguir... Girar... Seguir... Girar... Lo importante es no arrepentirse de la decisión, sea cual sea.
Aunque creo que la historia tiene un giro final inesperado. Esa pamela...
Un abrazo.
Pero amo a ve... yo entraba aquí buscando las veraniegas historias bucolicas de vacas gallegas... y me encuentro con estos dilemas....ays no entiendo nada ..o es que la vaca se llamaba Teresa?....jejejjej
un besoooo
La voz que todos llevamos dentro muy oculta. Qué jodía...
Pobre Teresa. Hay que ver en los berengenales que me la pones.
Un beso.
Bueno, eso de rutina y feliz se me antoja incompatible... Seguro que Teresa hizo lo que hubiera hecho yo: dejarse llevar...
Un beso grande!
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