A veces coincidimos en el ascensor, es bastante guapa, - es difícil no serlo a los 20 años - un día me dijo que estudiaba Interiorismo. Desde la ventana de mi escritorio, puedo ver su cocina, en el piso de abajo. Sus padres pasan el fin de semana fuera y esta tarde recibe la visita del tunante que pasa por ser su novio.
Al poco de llegar, me regalan el impúdico arte de su amor joven a través de la ventana. Él la toma con las dos manos por el culo y la sube a la encimera con urgencia. Ella abre las piernas y él empuja como si la Humanidad dependiera de su fuerza, ella le agarra la cabeza y él le besa el cuello como si quisiera devorarla. Ella le dice que le quiere y él.... Él ya es tarde para que diga nada. Ella se queda con más ganas pero a él ya se le ha terminado la cuerda, el entusiasmo y la fuerza de la que es una suerte que no dependamos los demás.
Después se sientan un rato a la mesa de la cocina, aún con restos de la comida frugal de ella que quedaron por recoger, apenas unas pieles y huesos de fruta y el vaso de yogur desnatado, volcado por el peso de la cucharilla. Al cabo de poco tiempo , él se viste y se va. Ella se queda desnuda, fumando.
Cierro la cortina y pienso que estaría bien que se pusiera una bata por encima y que viniera a llamar a mi puerta porque se quedó sin tabaco. Un minuto más tarde me sobresalta el timbre, miro por la ventana de nuevo hacia la cocina, ella ya no está. Avanzo por el pasillo mientras me quito el batin, que de pronto me parece una prenda anacrónica, como de anciano o de enfermo. Con la luz del recibidor apagada pongo el ojo en la mirilla y abro a mi vecino de enfrente que me entrega un aviso de correos. Cierro la puerta burlándome de mis delirantes anhelos.
Vuelve a sonar el timbre, abro la puerta sin pensar y la extraña sonrisa de sus ojos parece radiografiar mi mente sorprendida. Le doy mi ultima cajetilla de Winston.
Ay, se me ha revuelto algo por dentro al escuchar la canción. Qué duro es este deambular de desencuentros, anhelos y soledades. Pero tus relatos siempre dejan una puerta abierta a la esperanza, a que uno los remate como mejor le parezca en su cabeza. La historia para mí acaba inmejorablemente, como todos desearíamos, supongo. Yo le pongo escenario, más música y piel y carne y me siento reconfortada. No te disculpes por no entenderme, querido Cronopio, lo mío es una lucha entre la desidia y el deseo, lo de Volver a la tierra quería decir algo así como que la pasión me acorrala a veces y he de tranquilizarme fundiéndome en el silencio, venciendo la necesidad de abrazar a los árboles y quedarme por siempre así. Tampoco quisiera convertirme en objeto inanimado, pero las cosas que duelen a menudo nos obligan a darnos un descanso y olvidarlas. Abrazos
Esto...jefe, me mezclaste la peli del título con "El cartero siempre llama dos veces", lo menos. Cuida de no acabar tú con la pierna rota, que ya no está Grace para cuidarte...
... que cosas hace el humo, ....mammamia!.... y por supuesto en su próxima visita al estanco se proveerá usted, al menos de un cartón de tabaco.....no????.. por si acaso.... un besoo
9 comentarios:
No te creo que sólo le hubieras dado tu cajetilla de cigarrillos...
Besos picarones
La eterna fantasía madura...
Salud.
Ay, se me ha revuelto algo por dentro al escuchar la canción.
Qué duro es este deambular de desencuentros, anhelos y soledades.
Pero tus relatos siempre dejan una puerta abierta a la esperanza, a que uno los remate como mejor le parezca en su cabeza.
La historia para mí acaba inmejorablemente, como todos desearíamos, supongo. Yo le pongo escenario, más música y piel y carne y me siento reconfortada.
No te disculpes por no entenderme, querido Cronopio, lo mío es una lucha entre la desidia y el deseo, lo de Volver a la tierra quería decir algo así como que la pasión me acorrala a veces y he de tranquilizarme fundiéndome en el silencio, venciendo la necesidad de abrazar a los árboles y quedarme por siempre así.
Tampoco quisiera convertirme en objeto inanimado, pero las cosas que duelen a menudo nos obligan a darnos un descanso y olvidarlas.
Abrazos
¿ y ahora qué? tendrás que bajar a por tabaco a no ser que vayas a su casa y le pidas
:) Un abrazo
Esto...jefe, me mezclaste la peli del título con "El cartero siempre llama dos veces", lo menos. Cuida de no acabar tú con la pierna rota, que ya no está Grace para cuidarte...
¿Y después de la cajetilla de Winston... qué? ¿Eh?
Besos
... que cosas hace el humo, ....mammamia!....
y por supuesto en su próxima visita al estanco se proveerá usted, al menos de un cartón de tabaco.....no????.. por si acaso....
un besoo
¿Te conformaste con darle tu tabaco?... Si el niño la dejó a medias.
Besos
Un relato muy detallista y cuidadoso, me encantó!
Un beso.
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