A pesar de las pocas horas de sueño, esta mañana amanecí casi con dolor en la entrepierna. La tirantez de mi miembro, me trasladó a épocas juveniles cuando todo era inconsciente y fácil.
Observé la dureza y el grosor con preocupación, puesto que para conseguirlos en un encuentro venéreo, me hace falta disposición, tiempo y el suficiente interés, mientras que hoy, como algunas otras mañanas, consigo involuntariamente este resultado a la salida del Sol. Tal vez la explicación sea una comunión cósmica con la vida y sus misterios.
Mi mujer acababa de salir de casa, hacia su trabajo. Otras veces si aún no se ha ido, levanto la sábana y la invito a una acción rápida. En ocasiones consiente si va bien de tiempo, aunque casi siempre sonríe, me dice que mire hacia otro lado para no verla mientras se viste y me vuelva a dormir.
Como la rigidez no cesaba, pensé en un autodesahogo terapéutico y rápido antes de desayunar. A esa hora matinal más bien vacía, los estímulos eróticos y las imágenes que les acompañan son algo borrosos, hasta resultan absurdos al pensar en la jornada que acababa de empezar. Incomprensiblemente la pertinaz erección se obstinaba en continuar dotada de vida propia y completamente ajena a mis juiciosos pensamientos.
Tuve que proceder a vencerla por el procedimiento de la fricción manual sin entusiamo, puesto que la imagen que devolvía el espejo del baño, les aseguro que era todo menos estimulante. La cara aún sin lavar, el pelo revuelto, la camisa del pijama torcida y aquel hombre delante mirándome perplejo.
Sin embargo el trabajo ya se había iniciado y en ese caso mejor que no haya vuelta atrás, para evitar males mayores. Pasaban los minutos y lo que en otras circunstancias acabaría fugazmente, aquí se hacía eterno. Abandoné la visión del espejo por razones obvias, traté de concentrarme en las ideas que tan excitantes eran la noche anterior, pensar en situaciones o acciones morbosas, etc. Pero comprendan que a esas horas el fragor del tráfico entrando por la ventana, los escolares dirigiéndose al colegio, las máquinas de la limpieza barriendo las calles, las camionetas descargando en el supermercado y el claxon de algunos coches atascados, minaban mi espíritu.
La situación ya resultaba irritante en todos los sentidos, debía terminar con aquello cuanto antes. Por suerte en un último esfuerzo de mi imaginación, pude abstraerme de todo, dejar de pensar en aquel insensato estado para centrarme en algún pasaje lo bastante sugerente como para terminar sobre el lavabo.
Para mi sorpresa no encontré otro que aquel mismo escenario con aquel único actor atribulado, que comenzaba el día de forma tan grotesca ....o no.
8 comentarios:
Lo que no entiendo es cómo con semejante escenario acústico llegaste a esta situación.
Debieron confabularse todos los astros del Universo para que empezaras el día como está mandado.
Y eso es una suerte.
Yo viendo luces y tu sin poderte mirar al espejo. ¡Si es que no somos nada! :)
Un abrazo
Jejejeje...hoy está usted de buen humor, un poco negro, pero humor...
Salud.
Ay Cronopio tú con esas mañanas tirantes y yo tan lejos......
Besos de chocolate
jajajajajajajjaaj Stormy, me meo jajajjajajajaja
Crono, a mi me ha encantado tu relato de la gayola mañanera, la verdad. A mí no me extraña que ni los ruidos, ni el sol entrando a chorros por la ventana, ni siquiera la visión del espejo, te destremparan... La naturaleza tiene sus propios mecanismos para seguir adelante contra viento y marea....
Un beso y feliz mañana :D
jajajajaja!!!! Bien Crono!! Si es que con tanto ruido y medio dormido...
Bueno, siempre algo es mejor que nada ¿o no?
Un beso
:) Reina. La verdadera
.... si es queeeee....hay días que mejor sería no levantarse...espero que este usted mas aliviado de sus males matinales...
Un beso...
El amor propio llevado a la sublimación. O como llegar a la aceptación y alta estima de uno mismo a través de un vehículo distinto.
Enhorabuena.
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