sábado, 7 de junio de 2008

EN CONCIERTO



Cuando asistía a conciertos, no me emocionaba con la actuación del cantante o el grupo. Más bien me fijaba en los detalles del escenario, en la mesa de mezclas del técnico de sonido, en los focos giratorios, en la disposición de las cajas acústicas, en las dimensiones del local...
Mientras a mi alrededor, todo el mundo enfervorizado coreaba las canciones, saltaba y encendía los “Bic” con los brazos en alto, yo me fijaba en lo buena que estaba la chica de delante sentada sobre los hombros de alguien que recibía su calor íntimo en la nuca.
No conseguía contagiarme del entusiasmo colectivo, a pesar de gustarme la actuación. Lo veía todo como en tercera persona, como un observador ajeno a las emociones.
Qué hacía yo realmente allí, un espectador escéptico, sin entrega, insolidario dentro de aquella aglomeración de gente que disfrutaba del momento. Hacía todo menos estar allí, pensaba en completo desorden que no quería formar parte de la masa, quería ser el guitarrista, el batería o el cantante. Protagonista de algo, por una vez. Proyectar energía sobre los demás, recibir aclamaciones y admiración. Embriagarme con el amor de la multitud.
No, no quería corear las canciones, ni alzar los brazos. No quería creer en aquella religión de ruidosos oficiantes iluminados en un altar de luces de colores, con los fieles a sus pies.
Dejaba atrás toda aquella catársis colectiva y sin talento ni oficio para destacar, solo me quedaba la realidad de fichar en el trabajo al día siguiente.

8 comentarios:

JOHNNY INGLE dijo...

Esto me hacer recordar que con 18 años fui obligado a ser padrino de bautismo de un sobrino. Mientras estaba en el altar, vela en mano, los demás pronunciando renuncias y rezos y yo mirando que la virgen tenía demasiado polvo en los dedos, los detalles de los lienzos, los candelabros. Cualquier cosa menos la solemnidad o la espiritualidad.

Claro que distinto que usted: en absoluto deseé ser el capellán, protagonista del evento.

Lo de ver el culo de la espectadora que está delante es un clásico, eso sí (lo hacemos todos).

pero al menos yo intentaba bailar un poco con La Oreja, hombre.

y con Luz Casal levantaba un puño rockero o al menos eso creía yo.

(mecheritos con Diango, ah, eso ya sería demasiado)

Anónimo dijo...

Esta claro en que pesnsaba cuando estaba en el concierto Pero ¿ que pensaba antes de ir al concierto?

Anónimo dijo...

El que más y el que menos ha pasado por alguna etapa en su vida sintiéndose exactamente así. En esos momentos sólo te salva un cambio.

Besazos.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Supongo que estabas allí acompañando a alguien, ¡cosas que pasan y lo que hacemos por acompañar a los demás!
Estar donde uno no va con demasiado gusto, pasa que la mente se vaa otro sitio.
Saluditos

Akroon dijo...

Mal ejemplo me pone... la música a mí me pone (literalmente), tanto si la canto como si la coreo...

¿Y qué hubiera cantado/tocado Usted? Llámeme curiosa...

Inés Perada dijo...

Me he sentido muchas veces de forma similar. Gustándome,eso sí, pero sin sentirme parte de la gente que se desgañita y se emociona ante sus ídolos. Eso pasa por no haber sentido idolatría por nada ni nadie.
Pero no crea que me vanaglorio de ello, quizá hubiera sido bonito participar de la catarsis colectiva y saber que se siente.

Salud.

Aristos dijo...

Sr. Ingle: mi problema es que me molesta ser parte de esa turbamulta también llamada masa. Preferiría ser el sacerdote del acto. lástima que no estoy dotado para la música.

Sra. Ilya: llevo años sintiéndome así y aun no he cambiado. Puede ayudarme?

Sra. Akroon: Pensando en Ud. estuve a punto de eliminar el post, pero me contuve. Me hubiera gustado ser el saxofonista de Supertramp.

Sra. Perada coincidimos exactamente. A veces envidio a personajes como el Manolo del Bombo que va a animar a España.Se ha fijado lo bien que lo pasan los hinchas del futbol??

Sra Nani:es raro ir solo a un concierto, vas con más gente. Aunque recordando un poco , no solo yo me sentía así.

Anónimo dijo...

Sr. Cronopio: le recomiendo mis sesiones de terapia grupal. Todas las noches a partir de las diez y media. Póngase en contacto conmigo y concertamos (aunque a lo mejor a usted ese término le desasosiega, por lo del concierto..... si acaso, le voy preparando el sexofón, digoooooo, el otro instrumento........ porras, ¿en qué estoy yo pensando?).