sábado, 20 de septiembre de 2008

EL LABERINTO DE LA MEMORIA



Tenía una belleza secreta, no era una guapa al uso. Unas gafas de pasta con bastantes dioptrías, borraban la expresión de sus ojos deformando su mirada. Las mejillas mostraban pequeños estragos de un acné aún reciente. El óvalo de su cara sin embargo era perfecto y su perfil, con el mentón apenas unos milímetros adelantado.

Cuando hablábamos apoyados en el velador de mármol de un antiguo bar ya desaparecido, le pedía que se quitara las gafas. Entonces su rostro resplandecía, me miraba y creo que a esa distancia me veía, más allá todo debía ser borroso para ella. Los labios pálidos estaban tibios cuando los besaba, de dentro de aquella boca serena surgía una lengua como con vida propia, un animalillo inquieto y ágil que borraba las palabras y hacía entornar los ojos.

Una punzada súbita me traspasaba cuando se quitaba la ropa. Tumbado sobre el colchón en el suelo, miraba en un contrapicado delicioso, sus piernas firmes que terminaban en unas nalgas rotundas, duras, de bailarina. Cuando se inclinaba sobre mí, el roce de su pelo en mi cara despertaba el instinto y ya todo era locura y pasión de una pureza irrepetible. Su conversación me transportaba a mundos que tan solo había imaginado en algunas lecturas. Su comprensión me hacía transparente. El sexo era de un romanticismo salvaje (si eso es admisible), un acoplamiento en cuerpo y alma, definitivo, absoluto.

Podría seguir describiéndola pero me resulta demasiado doloroso. En aquellos días nunca imaginé perderla, aún hoy sigue siendo para mí un misterio como sucedió. Nunca pensé que cayera sobre nosotros una maldición por ser tan felices. El amor extremo debe atraer el horror y la desgracia.

Desapareció. Tal vez para volver a una vida más sensata. Yo, con una mezcla de dolor agudo y orgullo herido no hice nada por recuperarla. Acabamos cruzando un par de cartas, la mía furibunda, su último texto de apenas una línea: No estoy de acuerdo con tu punto de vista...

Más tarde supe que nunca más se repetiría una experiencia parecida con nadie y volví al plano convencional, al de las relaciones de media o baja intensidad, a la resignación desesperada del millonario arruinado.

A veces sueño que ella me ha dejado y me despierto alegre pensando que solo era una pesadilla, para un segundo después ver amargamente la realidad. Otras veces espero dormirme para volver a encontrarla en sueños.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

"Take one fresh and tender kiss
Add one stolen night of bliss
One girl, one boy
Some grief, some joy
Memories are made of this"

"Toma un tierno beso
y una robada noche de éxtasis
Una chica, un chico
Algo de pena, algo de alegría
Los recuerdos están hechos de esto"


("Memories are made of this" - DEan Martin)

http://www.youtube.com/watch?v=1MWN_duZfIs

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Crono, me desayuno hoy con un relato tierno y precioso. Me ha encantado empezar el día con este canto al amor y la vida.
Me ha parecido precioso.
Besicos

Inés Perada dijo...

No solo es admisible, sino posiblemente, el único tipo de romanticismo que existe: el salvaje.

A ver si el trabajo nos da un respiro...

Salud.

Inma dijo...

Es muy triste leer lo de tu resignación desesperada. Pero creo que el poder volver al recuerdo de haber vivido algo tan intenso hace que merezca la pena pasar por ese trago.
Es harto difícil llegar a tener esa química con alguien, y aunque las personas mudan a veces demasiado rápido -dejándonos descolocados y en la cuneta- la imagen que me ha quedado de esa mujer es la de un ser cobarde que ha preferido ahogar lo que tenía en lugar de cuidarlo como un tesoro.
Da miedo sentir, sí, pero nunca acabaré de entender por qué la gente estropea las cosas antes de que terminen por sí solas.

Inma dijo...

creo que ahora entiendo un poco más ese halo de tristeza enquistada que se leía en tus textos.

Ambrosía dijo...

Aysss que difícil debe ser eso de vivir amando y que laberíntico el camino hacia la felicidad... hay experiencias que realmente son únicas, y sabiendo que ya jamás volveran, no se trata aquí de resignación acomodada,más bien hay que preservar esos bellos recuerdos en algún lugar del corazón en el que queden a buen resguardo y permanezcan por siempre.
Un beso....

Anónimo dijo...

"...Relaciones de mediana o baja intensidad". Como siempre con un exquisito estilo propio.

Akroon dijo...

Qué agonía interminable la de la intensidad perdida. Y qué tortura ineludible la de su recuerdo.

VIVIR en mayúsculas suele ser doloroso. Por eso la mayoría prefieren pasar de puntillas.

Una trágica historia, necesaria sin embargo para alguien como Usted.

Un beso!

Inma dijo...

Puedes comentar siempre lo que quieras, sin vergüenza y sin compromisos, of course. Pero no cierres la boca por culpa de esa cita de Mark Twain, yo no juzgo a nadie!!
Saludos

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

Vaya que inspirado hoy ¡ que bonito! ¡que apasionado! un poco de romanticismo no viene mal
Un abrazo

Inma dijo...

Me gusta jugar con las palabras, cuando estoy sola es lo único que me hace compañía y olvido mirar el reloj.
Pido silencio de vez en cuando porque aparte de querer ahogar lo que tengo en mi cabeza me llega demasiado ruido del exterior..
Compraré unos tapones!