sábado, 25 de abril de 2009

ELOGIO DEL HUMO



Para quienes no tenemos patria, ni bandera, ni religión. Para los que ni siquiera creemos en un equipo de fútbol y ya tenemos una edad en que tampoco podemos creer en lo único que creíamos en la juventud: el ser humano. O quizá, algunos escogidos seres humanos. Para los completos descreídos. Para los nihilistas y los escépticos de toda índole, hastiados de tanta mezquindad, de tanta ruina y rutina.

Para todos nosotros existe un bálsamo sencillo, disponible, amable, humilde, frágil, personal y casi intransferible. Un objeto amigo de nuestros dedos y de nuestros labios que aún no han abandonado la lejana etapa oral.

En las celebraciones, en los momentos alegres, nos acompaña. Sus volutas adornan el aire que nos rodea con una apoteosis barroca de azules y grises sobre fondo de colores.
Nos ayuda a ocultar la turbación ante alguien especial que nos conmueve. O simplemente nos proporciona un placer inmediato y fugaz.

Pero es en los momentos amargos cuando cobra realmente sentido. Cuando ya no nos queda nada más que nuestra negra y absoluta soledad, es cuando comparte con nosotros esos pensamientos silenciosos como de vacío andén nocturno, que nadie puede entender. Es entonces cuando el rojo incandescente de la punta actúa como única luz y el humo aspirado es el único consuelo frente al mundo.

Para quienes fuimos mitómanos del cine, nos queda revisar películas anteriores a 1990, donde el humo flotaba en los platós y dotaba a las actrices de una elegancia suprema en sus sensuales exhalaciones. Pocos fetiches fueron tan potentes como aquellos filtros manchados de carmín...

Algunos médicos vuelven a recomendarlo. Consideran inhumano salir del trabajo y entrar en un bar donde esta prohibido. Han comprendido que es una tortura políticamente correcta, el no poder desahogarse cinco minutos de la tensión acumulada durante horas.

No lo olviden, fumar es de débiles.

11 comentarios:

tecla dijo...

Fumar es un placer, genial, sensuallllllllll..............
Excepto cuando te diagnostican una angina de pecho y piensas que lo que tienes es un cancer de pulmón y no sabes cual de las dos coss es peor, pero sí sabes que dejarás a tus hijos carentes de ti.
Entonces, una piensa, si tan malo era ¿Cómo lo permitieron?
¿Cómo no dejaron que al mundo lo partiera un rayo antes que permitir que nadie creara ese cigarrillo? ¿Cómo accedieron a utilizar la gracia y el glamour de las estrellas para traernos a esta situación de muerte?.
Es entonces cuando le coges tanto miedo que hasta leer este precioso texto te asusta porque temes volver a engancharte otra vez.
Me encanta como escribes ojosdeperroazul.
Sigue publicando y yo te leeré.
Un abrazo.
El humo de tu fotografía es precioso.

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

Lo encuentro a faltar un "poquito" y al leerte más, por todo lo que representa, pero llega un momento que debes abandonarlo...como se abandonan otros placeres
Un beso, sin humo

Inés Perada dijo...

Diosss...me he encontrado reflejada en la primera parte de tu post, pero...al llegar a tu segundo párrafo me doy cuenta de que no tengo ni eso a lo que agarrarme....no he fumado nunca, por lo que no me queda esperanza en este maldito mundo.
Bueno, pensándolo bien, queda un íntimo y último placer...degustar sabores de ciertos alimentos, y eso, querido Crono, se pierde bastante con el tabaco. En fin, que cada cual se conforma con lo que puede...

Salud...

Pepsilo dijo...

A pesar de que hace tiempo que entendí que el cigarro es al adulto lo que el osito de peluche al niño (compañero que nos entiende, que nos ayuda con la timidez, con los miedos, con los pensamientos sombríos...), a pesar de que ese osito de peluche en realidad ni nos comprende ni nos apoya porque es un objeto inerte, a pesar de todo... de vez en cuando me lo llevo a los labios (el cigarro, no el osito). Aunque en los momentos oscuros actúa más como ganas de hacerme daño (seguramente sería más efectivo pegarme una bofetada) que como consuelo. Un "qué más da, a la mierda todo...".

Menos mal, en todo caso, que últimamente le estoy cogiendo asco.

Un besazo.

tecla dijo...

Crono, es una gozada tenerte en mi casa.
Gracias.

Ambrosía dijo...

Pues si, lleva usted mucha razón el placer de un cigarrigo es ambivalente, sirve pa las penas y las alegrías.... de momento yo no pienso dejarlo, aunque lo reduzca, ...porque a fin de cuentas eso de morirse perfectamente sano no acaba de convencerme tampoco ...
Un placer leerle.... un besoooo

Novicia Dalila dijo...

Tuve que dejar de fumar hace 3 años por salud. No me cabía aire en los pulmones... Lógico, después de llevar 28 años fumando, y sobre todo al final, que me cepillaba dos paquetes diarios.... Y lo echo de menos aún. Creía que nunca podría dejarlo, pero pude y del tirón, sin pastillas, sin chicles, sin terapias... Fueron 4-5 días de muy mala hostia por el mono.... Pero lo conseguí :D
Eso no quita que no lo eche de menos algunas veces.. Muchas veces. Porque a mí me encanta fumar.

Un beso, Crono

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

A mí ni eso me queda: hace tres años que dejé de fumar. Sin embargo, confieso que aún lo extraño y sigo confesando que si no fuera por mi marido y por la enana, seguramente ya habría vuelto con mi amigo el tabaco. Se ve que la adicción nunca se pierde realmente :)

Besos

Sdw dijo...

Cuando fumaba, me encantaba mirar las formas caprichosas de ese humo y acoplaba a ellas mis pensamientos...

Bonito elogio.

Besos

Sombra

Borrasca dijo...

No fumo, así que por mucho que me esfuerce por imaginar esa sensación, no logro comprenderla...

Besos de chocolate

Akroon dijo...

Qué, ¿le doy fuego y se me sienta un ratito a olvidar la mezquindad, la ruina y la rutina?

... De algún ser humano aún cabe albergar esperanza. Pocos, puede, pero alguno hay.

Mientras, si quiere fumar, fume. Y si no quiere, no lo haga. Sea cual sea su decisión, después no se queje, que veo que tiene las cosas muy claritas. ;)

Un beso!