jueves, 24 de septiembre de 2009

EDADES



Desde mi posición, a pocos centímetros del mostrador de recepción, la perspectiva es excelente para admirar su escote nacarado, acabado en un canal oscuro que promete dos esferas plenas cuyo tacto y peso recuerdan racimos de uva a punto para la vendimia . Sonríe no sin malicia, dándome los buenos días.

-Buenos días Yolanda, hoy me siento como si por dentro tuviera solo 30 años.
-Sí claro, será por dentro...-me responde-
Y me recuerda de paso que tengo la misma edad que su madre. No conozco a la señora pero aún así procuro evitar la irrupción en mi mente de cualquier posible imagen de mujer percherona sin remedio.

-¿ Quieres conocer a mi churri ?

Me lleva hasta su pantalla y abre la carpeta de fotos del fin de semana en la que aparece un mequetrefe, este si de 30 años. En su mirada perdida veo la duda entre jugar a la Play o echarle un polvete a Yolanda.

Me abstengo de calificar al pipiolo como se merece, para no herirla y hago un comentario neutro y vago. Ya me voy cuando aparece Jorge, mi compañero coetáneo, que también es invitado por Yolanda a conocer la foto de su nuevo noviete. Los dos de pie nos miramos de reojo con una complicidad triste, mientras ella sentada en el centro se ha quedado esbozando una sonrisa boba.

En un arrebato, Jorge y yo exponemos a dúo a Yolanda las delicias de que sería objeto, en caso de aceptarnos como amantes ocasionales. La llevaríamos a cenar a un lugar elegante, donde la acomodaríamos al sentarse. Con nosotros gozaría de una agradable conversación, llena de ocurrencias graciosas, suculentas anécdotas, refinamiento y cultura que solo los años pueden otorgar. Le describimos una escena de cuadro renacentista, donde los dos yaceríamos bajo sus pechos. Como protegidos bajo una divinidad femenina.

Yolanda estalla en una risa escandalosa que amenaza con llegar hasta el despacho de Gerencia y nos despide cariñosamente:

-Iros a trabajar, viejos verdes! ja ja ja.

Alrededor de los 50, ya no nos inquietan las modas, ya no nos importa lo que los demás piensen de nosotros. Aún no hemos renunciado a las ideas ni hemos cambiado de bando. Nos siguen cabreando los mismos políticos y los mismos fanáticos de siempre.

Las mujeres que nos gustan siguen diciéndonos que no vamos a estropear una buena amistad por un revolcón y las que nos resultan indiferentes nos persiguen. Curiosamente igual que ocurría en la juventud. Se acabaron las luchas, los nervios y las dudas de identidad,- y seguimos sin saber quien somos -. Lo que íbamos a ser de mayores ya ha llegado y el resultado mejor no comentarlo.

Dicen que con la edad se alcanza una cierta serenidad y una sabia perspectiva, cuando en realidad hay momentos de duda mucho mayores que a los 20 años. Y que hay un gran abanico de placeres para cada edad si sabemos encontrarlos.

¿Pero qué hacer cuando creemos tener 20 años menos por dentro y llevar 10 años de retraso en la vida real?

10 comentarios:

Iris dijo...

Cuando se cree tener menos edad de la real es porque así es, la edad se lleva en el espíritu, o alma, o como quieras llamarle, no en el DNI.

El quid del asunto está en saber buscar los placeres, que no necesariamente están incluidos en el abanico que nos corresponde, así las cosas, es cuestión de afinar los sentidos, estar alertas y dar el zarpazo tan pronto se presente la oportunidad, que te recuerdo, sólo llaman una vez a tu puerta.

Un beso de los que ya conoces

Novicia Dalila dijo...

Yo interiormente no he pasado de los 18, y aquí me tienes, tan pancha.
Creo que la edad espiritual es la importante, aunque si el cuerpo te acompañara, sería ideal, claro. Pero se empeña en tirar palante y dejarnos ahí, en la adolescencia/juventud, en espíritu, sin nada tangible que nos de "vida"...

Una pena, sí.

Besos, Crono

ilya dijo...

Y qué me cuentas de lo mío, que no voy a tener más remedio que renovarme el DNI cuatro años antes de caducar porque algunas dependientas dudan seriamente de si soy yo la dueña del documento o soy su hija que se lo ha birlado a mi madre... No cabe duda de que algunos cambios vitales obran maravillas en el aspecto exterior (el caso es que yo me veo más vieja, será más bien que la foto del carné es horrible, jajajaja).

Cada edad tiene sus quebraderos de cabeza, unos vienen de nuestras vidas pasadas porque aún no los hemos terminado de encajar, y otros son nuevos por estrenar. El caso es no aburrirnos.

Un besazo.

tecla dijo...

Cualquiera sabe.
Y lo peor no es eso.
Lo peor de todo, es que encima no nos aceptamos los unos a los otros.
Y como dice la novicia....
Para qué hablar.

Inés Perada dijo...

Creo que todos creemos tener 20 años menos por dentro.
Y algunas mujeres siempre hemos sabido apreciar a los hombres que no saben manejar una play, incluso de jóvenes (aunque antes era el Spectrum, o similares)y nos hablan de cultura, anécdotas y nos tratan como a reinas.
El problema es que los cincuentones o maduritos están tan atribulados con su identidad y las ocasiones perdidas que no se enteran y pasan el tiempo que les queda entre lamentos.
Salud, Crono.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Uy, vaya preguntita. Creo que haríamos lo mismo que estamos haciendo, jooo es todo tan raroooo.

Besicos muchos.

Akroon dijo...

Disculpe si disiento.

Prescindiendo de las crisis propias de cada ser humano y que normalmente vienen marcadas por ciertos cambios a los que nos enfrentamos con el devenir de los años, permítame que le diga que Yolanda, ni ahora ni a los 50, probablemente aprecie una cena de caballeroso trato, conversación agradable y puede que hasta sexo devoto. Y no lo critico. Cada cual es como es, y busca a sus semejantes.

Tendrá los pechos como uvas, pero, como bien sabe, el sexo siempre estuvo un poco más arriba...

Con cariño.

pegasux69 dijo...

Amigo Crono, quizás en vez de tantos refinamientos, debio usted de proponerle botellón y revolcón en el parque; que en estos detalles es en donde nos pillan la autentica edad que sentimos. Un saludo

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Huys, a saber, si lo averiguas, dímelo, porque yo creo que me estanqué en los 25 por mucho que el espejo y el DNI se empeñen en decirme otra cosa bien distinta :D

Besos

Tänzerin dijo...

Vaya, yo opino como Akroon, lamentarse porque una cabeza hueca prefiere a un cromagnon pseudomoderno de los que usan pantalón colgandero y gastan las yemas jugando a la Play me parece una pérdida de tiempo.
Siempre he pensado que lo único que se puede esperar de la edad para envejecer dignamente es desaprender todo lo asimilado, por eso encuentro como proceso natural hacerse hoy más preguntas que ayer o encontrarse menos sabio. Seguramente nuevas oportunidades pasarán ante tus ojos de treintañero y olvidarás a esa Yolanda y sus dos razones.
:P