
Los recuerdos se oxidan en contacto con el aire y es mejor preservarlos dentro; el paisaje que quedó prendido como un fotograma, los viajes, los amigos para siempre, la novia antigua. Ya no están, ya no somos quien éramos. Sólo quedan imágenes desfiguradas y no hay que intentar volver, solo recordar. La vida sólo tiene un sentido, solo circula en una dirección, de atrás hacia adelante, como el agua del río.
Al anochecer entro por el acceso 13, dirección Llobregat, después Ronda Litoral, a la derecha el puerto. Dirección Besós, paso por el túnel de Colón, aparecen las luces del Arts. Frente marítimo, zona Fórum, más túneles confundidos con la noche. Nudo de la Trinidad, dirección Llobregat de nuevo. Los recuerdos son mi único patrimonio y aunque volver atrás sea solo un simulacro, practico un ejercicio privado de eterno retorno, contra el río unidireccional de la vida. Vall d’ Hebrón, iglesia del Tibidabo como una luz flotando en el cielo. Zona alta, Diagonal...y otra vez Ronda Litoral, el puerto....
Absorto,con la mirada perdida en la intermitencia de las líneas blancas en el asfalto y la extraña geometría de luces paralelas que se acercan. Mientras, discurren los recuerdos agolpados en un caos sin sentido, en una circunvalación de Rondas de Barcelona sin fin, otra vuelta más y otra y otra.... hasta llegar de nuevo a la Salida 13, de vuelta al presente y a la realidad del depósito vacío.