jueves, 8 de mayo de 2008

30 AÑOS



Una mañana de domingo sin saber que hacer, me fui a un museo. Poco me importaba la civilización etrusca pero me metí en la exposición. Caminé entre largos textos explicativos, esculturas, utensilios de la época colocados en vitrinas y recreaciones proyectadas de la vida de aquel pueblo. Me senté en un banco de descanso del museo, preguntándome qué hacía allí, mientras miraba a un guerrero etrusco roto por el tiempo.

De repente apareció Fernando. Llevaba de la mano a sus dos gemelos, niño y niña de 6 años, a su lado su mujer. Compañera, se decía antes, en los tiempos progres. Hacía años que no le veía. Los niños se enzarzaban por sus piernas en un eterno juego que le hacía perder el equilibrio. Me alegré de que mi hijo ya tuviera 21 años.

Los saludos de rigor, alguna carantoña a los chiquillos. Dos besos a su mujer que no conocía. Le pregunté que tal llevaba la paternidad tardía y él entre bromas parecía decirme que era casi insoportable.

Yo no tenía un buen día y le solté una frase impertinente. Algo así como que los hijos hay que tenerlos cuando aún somos jóvenes. Me arrepentí al instante. Vino a mi pensamiento como una flecha, un episodio olvidado. Cuando un lejano día allá por el 78, Fernando vino a pedirme un préstamo para ir con su novia de entonces a Londres. No de turismo, sino para ir a cierta clínica donde hacían desaparecer a los hijos no deseados.

Volví a sentarme. Tras los gemelos me pareció ver otra figura, la de un hombre de 30 años muy parecido a mi amigo, el hermano mayor de los gemelos. La visión solo duró un segundo, enseguida volví a ver al guerrero etrusco.

Nos despedimos sin intercambio de números de teléfono, ni de correo electrónico.
En sus ojos creí ver un fondo de tristeza o de reproche.

8 comentarios:

ISABEL TEJERA CARRETERO dijo...

¿Porqué será que hay encuentros que te revuelven el alma ? Las esculturas etruscas siempren me dejan " grogui " me siento como hipnotizada ante su misterio. Me gustan

Anónimo dijo...

Cada cual ha de vivir con sus propios fantasmas, que son el peso de nuestras decisiones. Pero el hombre también es ese ser racional capaz de buscar responsables fuera de sí mismo para aliviar esa carga. Por eso muchos tienen gato, para echarle la culpa de todos los ruidos nocturnos. A veces el gato tiene forma de amigo al que hace años que no ves.

Besazos.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

En ocasiones la lengua es demasiado rápida, tanto como el pensamiento.
Saludos

LA CASA ENCENDIDA dijo...

En ocasiones la lengua es demasiado rápida, tanto como el pensamiento.
Saludos

Inés Perada dijo...

La vida es ese recorrido de decisiones tomadas de las que nunca hay que arrepentirse porque forman parte de lo que somos.Para bien o mal.
El reproche posiblemente fuera más tu subconsciente que sus ojos...

Salud.

Ambrosía dijo...

Así es el camino de la vida, a tramos te hace andar con personas que nada tienen que ver con uno, con el tiempo, si vuelves a encontrarlas, es sólo para confirmar eso, que cada cual escoge sus decisiones y toma sus vericuetos... y nadie esta contento con lo que tiene.
Un beso ..pasado por agua, que con tanto diluvio se me borran las ideas.

Nanny Ogg (Dolo Espinosa) dijo...

Hay veces (la mayoría) en que la lengua es más veloz que la mente... lástima, nos ahorraríamos una de disgustos...

Besos

Anónimo dijo...

Me encantan los buenos cortometrajes porque es dificil contar algo denso con tan poco tiempo. Al igual me sucede con tu historia, breve y contundente en la reflexión de ideas. Un saludo